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Escrito por el Abr 29, 2018 en cocina de cosecha | 2 comentarios| etiquetas: cardamomo, chirivías, comida vegetariana, cremas, hacerse mayor, infancia, primavera, reverdece, sombra

crema de chirivía

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·crema de chirivía y cardamomo·

 · para cuatro raciones · dificultad: para principiantes · estado de ánimo: esperanzado ·

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  • 4 chirivías medianas
  • 1 cebolla blanca y una roja
  • medio litro de caldo de verduras
  • 150 gr de leche de almendras o avena
  • 2 cucharaditas de vainas de cardamomo molidas
  • 1 cucharada de jarabe de arce, sirope de ágave o miel

 

Tener unas cuantas recetas de cremas de verduras y hortalizas me parece un «fondo de armario» imprescindible, a la par que delicioso. Las cremas no tienen defectos: reconfortantes, evocadoras, refrescantes, estimulantes o saciantes, todas tienen efectos mágicos y son sencillas, rápidas y baratas.

Ésta pasa incorporarse este año a mi «fondo de armario», en un lugar de honor.

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Como todas mis preferidas, es bien fácil de hacer.

Pelar las chirivías y cortarlas en cubitos. Se tienen el tallo central leñoso, retirarlo antes de hacer los cubitos.

Cortar media cebolla de cada color en gajos.

En una cazuela con un fondo de aceite de oliva, sofreír la cebolla hasta que esté blanda. Añadir las chirivías y seguir sofriendo hasta que las chirivías y las cebollas estén doradas.

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Cubrir con el caldo de verduras y la leche de almendra. Añadir sal, pimienta molida y el cardamomo.

Dejar hervir y cocer a fuego bajo durante 15 minutos.

Mientras, cortar las otras dos medias cebollas en gajos finos y ponerlas a pochar en aceite de oliva, a fuego medio. Cuando empiecen a dorarse, bajar el fuego al mínimo, añadir el sirope de arce y dejarlas cocer hasta que se caramelicen y estén lacias y suavísimas. Reservarlas.

Triturar en un procesador o con una batidora de mano, hasta obtener la textura preferida.

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Si se quiere muy fina, pasarla después por un colador.

Servir la crema coronada con unas laminitas de cebolla caramelizada y si se quiere, unas hojas frescas, de tomillo, perejil o cebollino.

Probablemente ésta es la crema mas sorprendente y deliciosa de todas las que he probado este año.

Os recomiendo con mucho entusiasmo que os animéis a prepararla.

¡Feliz semana a todos!

 

 

 

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2 Comentarios

  1. Hola Fernanda,
    (…)

    imaginemos (todos) un dictador sin pueblo al que someter. Imaginad su temor en el momento en que es consciente. En ese momento en que comienza nuestra libertad, comienza su esclavitud. Se convierte en esclavo de sí mismo: Del miedo.

    Al leerte han estallado en mi tres pensamientos paralelos (el cuarto iba rezagadillo porque era relativo a la crema ^__^ ). Nuestra sombra, que es también parte de lo que somos. Ha venido Jekyll & Hyde. No tanto su parte literaria, si no el retrato psicológico de la novela. Su traslado a la cultura pop: Spiderman y el simbionte. Personaje que se apodera de él alienándolo (que el simbionte sea de origen alienígena es todo un ejemplo de sencillez lingüística). Por último venía a mi cabeza lo que nos explicaba una psicóloga en un curso reciente. ¿Somos quienes somos o quienes nos han dicho que somos? Somos buenos en matemáticas, se nos da bien tal o cual deporte… Desde críos se nos refuerzan acciones, pensamientos y, sobre todo, sentimientos que se nos quedan grabados y requiere de un fuerte esfuerzo de introspección desandar el camino y desliar la madeja hasta llegar al Minotauro. ¿Somos quienes somos o quienes nos dijeron (programaron) para ser? ¿Cuánto hay de nosotros fruto de los miedos, esperanzas o desesperanzas de quienes nos criaron y educaron cuando nuestra mente y corazón era un lienzo en blanco?

    Y la cremaaaa… en el último par de años a la suave, agradable y hogareña crema la corono con una cresta de agreste kimchi casero. Cambia, entonces, la crema, su bata de andar por casa por la chupa de cuero :-p ^__^

    Besos.

    • Sí, mis pensamientos van excatamente por ahí. Empecé a escribir sobre eso en “las palabras amables”, y no he dejado de pensar en esa dirección. Somos lo que queda cuando dejamos de ser lo que otros nos contaron que éramos o deseaban que fuéramos. Así es. Creo que hacerse adulto es, como bien dices, realizar esa introspección. Ese es el verdadero trabajo vital de cada uno, pelar su cebolla, y luego volver a ecubrirla con material genuino.
      El kimchi sigue siendo mi asignatura pendiente. Esta temporada de limones del limonero de mi padre toda mi energía se la lleva el lemon curd. ; ) Besos!

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