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Escrito por el Nov 1, 2019 en cocina de cosecha, desayunos de domingo | 0 comentarios| etiquetas: bollos, comida corazón, comida de infancia, comida del hogar interior, desayunos, repostería dulce, repostería nórdica, repostería tradicional

bollos de melocotón

 

  • 525 gr (3 y 3/4 cups) de harina común
  • 1/2 tsp de sal
  • 2 y 1/4 tsp de levadura de panadero liofilizada
  • 245 gr (1 cup) de leche entera o de leche de almendra
  • 115 gr (1/2 cup) de azúcar blanco
  • 75 gr (1/3 cup) de mantequilla derretida
  • 60 gr (1/4 de cup) de crème fraîche o yogur griego
  • 1 huevo grande a temperatura ambiente
  • 200 gr de mermelada de melocotón
  • 1 tsp de extracto o pasta de vainilla o una vaina de vainilla

 

Estos bollos de tradición sueca son lo que yo llamo «comida del hogar interior». Es esa comida que nutre tu energía para comenzar tu día pero que también aviva tu «hoguera interior».

Esa clase de comida que sacia y calma esa otra boquita invisible que llevamos dentro.

Los bollitos sobre tus manos son como edredones de plumas y son mucho más sencillos de hacer de lo que parece cuando lees la receta de un tirón.

Bollos levados: mezclas la masa y la pones a levar tapadita, luego le das forma y dejas levar los bollos ya levados por segunda vez, y los horneas. Esas son las señales que marcan tu carretera.

En función de si vas a gastar vainas de vainilla o extracto de vainilla, empezarás la receta infusando la leche con las vainas.

Si vas a usar la vaina de vainilla, pon a calentar la leche con la raspadura de ambas vainas y las vainas hasta que arranque a hervir. Retírala del fuego y deja que infuse hasta que la leche este tibia.

Cuando se haya templado, retira las vainas, y coloca dentro la levadura tal como digo dos párrafos más abajo, y sigue desde ahí.

Si vas a usar extracto, empiezas desde aquí.

Colocamos en el bol de la batidora con el accesorio pala batir juntos el huevo, la mantequilla, el azúcar, la vainilla y la creme fraiche.

En otro bol colocamos la levadura sobre la leche tibia y la dejamos reposar unos minutos para que la levadura se active y comience a espumar.

Mezclamos la sal con la harina, y vertemos la mitad de ellas sobre la mezcla que tenemos en la batidora. Seguimos batiendo hasta integrar.

Ahora añadimos la leche con la levadura y mezclamos.

Cuando ya esté integrado, añadimos la harina que faltaba, y batimos hasta simplemente amalgamar, sin insistir.

Pasamos entonces al accesorio gancho y amasamos, de 5 a 10 minutos, hasta que la masa quede suave y elástica. Si la masa quedara pegajosa, añadiremos un poquito más de harina, muy poca cada vez, hasta que adquiera ese punto y se despegue de las paredes.

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Enaceitamos un cuenco y colocamos la masa dentro, tapada, para que leve hasta que doble su tamaño.

Terminado el reposo, pasamos la masa a la encimera enharinada y la aplanamos suavemente para desgasificarla.

La dejamos reposar de nuevo tapada 5 minutos más.

Ya con el rodillo, amasamos hasta obtener una pieza rectangular de aproximadamente 30 x 45 cm.

Pincelamos toda la pieza con la mermelada de melocotón, dejando limpia una zona de reserva de un dedo alrededor de toda la pieza. Espolvoreamos con las almendras laminadas y la corteza de naranja confitada.

Cortamos los 4 extremos de la pieza con un cortador de pizza, sin llegar a quitar toda la zona de reserva, para dejarlos bien parejos.

Ahora vamos a doblar la pieza como un tríptico, sobre su lado más largo.

Tenéis una hoja rectangular delante.

Imaginaros unas líneas que la dividen de arriba a abajo en 3, formando un tríptico.

Tenemos una hoja vertical a la izquierda, otra en el centro y otra a la derecha.

Lo que vamos a hacer es doblar el tríptico como haríamos con el programa de un teatro.

Primero, la hoja de la izquierda sobre la del centro.

Y después, la de la derecha de nuevo sobre la del centro, que ahora es la única que queda ya y es doble.

Marcamos señales en la pieza para dividir su ancho total, mentalmente, en tres partes iguales, que van a tener aproximadamente 15 cm. de ancho por 30 cm de alto.

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Ahora hacemos lo que hemos imaginado mentalmente: doblamos la del extremo izquierdo sobre la del centro. Nos queda pues una tira doble a la izquierda y una simple a la derecha.

Y ahora doblamos la del extremo derecho sobre la que queda en el centro, que como decíamos ahora ya es doble, y tendremos un librito de 3 hojas.

Bien. Ya estamos casi en el final.

Ahora vamos a obtener las tiras que formarán, haciendo un nudo con cada una de ellas, los bollitos.

Dividiremos, con el mismo cortador de pizza, este rectángulo de aproximadamente 15 x 30 cm y tres capas de masa que hemos obtenido, en doce tiras. Y lo haremos por el lado corto del rectángulo, claro.

Lo dividimos primero por la mitad.

Después cada mitad en tres.

Y después cada una de esas tres tiras, en dos.

Y obtendremos 12 tiras de altura triple y 15 cm de largo aproximadamente.

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Retorcemos cada tira con delicadeza estirándola entre dos dedos de las dos manos, y la anudamos sobre sí misma, colocando las dos puntas debajo, para formar un nudo.

Podemos colocar las tiras ya cortadas en la nevera durante media hora para que nos resulte más fácil manejarla.

Si de cualquier modo hacer el nudo nos resulta demasiado complicado, podemos enrollar la tira sobre sí misma formando un caracol o una ensaimada.

Pasamos cada bollo ya formado a una bandeja de horno protegida con papel sulfurizado.

Necesitaremos dos bandejas forradas con papel para alojar cómodamente y dejando espacio entre ellos los doce bollos.

Tapamos las bandejas con una lámina de plástico (está bien tener un plástico grande, transparente y que no pese para tapar bandejas de horno cuando han de levar) y los dejamos levar de nuevo hasta que doblen su tamaño, en función de la temperatura exterior, unos 30 minutos.

Mientras, calentamos el horno a 175º.

Con los bollos levados y el horno caliente, cocemos las bandejas, primero una y después otra, unos 20 minutos, hasta que estén dorados y bien hechos por dentro (el punto puede comprobarse pinchando con un palillo de cocina que ha de salir limpio).

Al sacar las bandejas y cuando los bollos aún están calientes, los pintamos por encima con un poco más de mermelada.

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Los dejaremos enfriar sobre una rejilla, y cuando estén fríos, los podemos guardar en una lata hermética grande durante al menos tres días. Coloca un trocito de papel sulfurado entre los bollos allí donde van a tocarse si es el caso, para que no se peguen entre ellos. También puedes guardarlo en una fiambrera grande dentro de la nevera, desde donde luego se pueden templar en el microondas, al menos cinco días.

Pero vaya: te comes uno cada día los próximos tres días para desayunar, tus pollitos se comen uno cada día para merendar y regalas 3 más a tus amigas y vecinas, porque es bueno para tu propio karma extender la felicidad gratuitamente, y ya no hace falta que te compliques más que ya te he organizado yo la cuenta entera. : )

Pruébalos como gancho infalible para salir de la cama cuando empieza a refrescar y sacar tu cuerpecito serrano de la cama es justo lo úuuultimoooo que quieres hacer con tu vida.

De nada. ; )

 

Felices ratos en la cocina y feliz semana a todas.

Esta receta es una adaptación de los Morning Apricot Buns del precioso blog Browned Butter Blondie, a baker’s blog. Me gustan mucho las recetas y la filosofía del blog, es un lugar que rezuma esa sensación confortable, hospitalaria, de que una cierta clase de cocina crea hogar, algo que yo también persigo. Y me encanta muy especialmente el uso que hace del color blanco.

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