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Escrito por el May 18, 2015 en liturgia de las horas | 0 comentarios| etiquetas: cambio de ciclo, la vitalidad como faro, leer la realidad, lo que se desintegra, Mary Poppins, reconocer la verdad, vientos cambiantes

Mary Poppins y el viento del Oeste

Cuando era pequeñita tenía un disco-libro de Hispavox con el cuento de Mary Poppins.

Ponías el disco y escuchabas la historia, narrada en la voz de aquella mujer maravillosa que era la voz oficial de Disney en los 60 para el español, Amparito Garrido, «la narradora de cuentos de Disneylandia», con su dulcísimo acento mejicano.

Una voz inolvidable que sería la Blancanieves del primer doblaje en castellano, y después la voz de la madre de Bambi.

Ibas leyendo el librito, y cuando su voz había terminado de leer una página, sonaba la campanita de Tinker Bell, que era la señal mágica para pasar la página.

Ese disco-libro estaba en casa de mis padres, y yo conservaba un recuerdo tan fresco y afectuoso de él que no hace mucho lo busqué hasta que lo encontré en una librería de libros de segunda mano.

mary018

«¿Hasta cuándo te quedarás, Mary Poppins?
Sólo hasta que el viento cambie…»

Las cosas cambian. Como el viento.
Mary Poppins sólo promete quedarse hasta que el viento cambie.

Las historias terminan, y las mujeres no sabemos verlo porque no queremos verlo.
A menudo no tenemos especial interés en que terminen.
Nos gustan como están.
Podemos vivir en esa agua calentita un tiempo más.

Pero no.

Las historias terminan.
Y cuando no terminan, cambian.

Hay quien lo ve, y quien no.
En general los hombres son quienes mejor lo ven.
De hecho, a menudo son quienes soplan sobre el viento para hacerlo cambiar de dirección.
Tienen el instinto de la migración.
Saben cuándo ha llegado el momento de forma natural.

La Poppins tenía al Admiral Boom que cañoneaba cuando el viento cambiaba.
Qué buena suerte.
Aunque seguramente a ella tampoco le hacía mucha falta.
Pero a muchas de nosotras nos iría bien un cañonero que nos avisara de cuándo ha llegado el momento.

El viento ha rolado, viento del Oeste, fuerza 4.
Haz la maleta, sal de ahí.

Deja de ser tan cariñosa, deja de preocuparte, deja de estar pendiente, deja de poner tanto interés, estás tirando tu energía por el desagüe.

Suéltate.

Tu senda se ha ido a andar por delante de ti, sin tu permiso.
Como la sombra respondona de Peter Pan.

Y eso ha pasado porque vas muy lenta con tu mapa.
No estás leyendo bien las señales.
Te has atascado con el norte y el sur.
Y tu senda, que está viva, se ha cansado de esperarte y ha empezado sin ti.

Deja de andar ese camino.
Dale la vuelta al mapa.
Toma la primera bifurcación hacia el Oeste.

Es el momento de abrir la sombrilla y despegar.

el viento del oeste_julia sarda

Sólo unas pocas fuentes se mantendrán vivas año tras año, nos guste o no.
Y la energía hay que gastarla en alimentar los caños vivos.

Y siempre es mejor saber que no saber, ver el caño agotarse siempre es mejor que pretender que sigue brotando como antes.
Porque lo importante no es que cada caño se mantenga idéntico a sí mismo a través del tiempo, sino poder acostarse cada día con un flujo de agua entre las manos.

Hoy, dos quiches supernaturales para alimentar al cañonero interior.
Dadle de comer, chicas.
Creo que la verdad es que necesitamos esa veleta interior casi más que ninguna otra cosa en nuestra vida…

Walt Disney presenta el cuento de Mary Poppins. Mira las láminas, Escucha el disco, lee el libro. Hispavox, 1966.
Mary Poppins. P. L. Travers. Ilustrado por Júlia Sardà. Círculo de Lectores.

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