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Escrito por el Abr 24, 2018 en desayunos de domingo | 0 comentarios| etiquetas: abril, aguacates, desayunar con fruta, estaciones, goji, kiwis, lo que pasa en el campo, miel, mirar el campo, naranjas, plátanos, polen, reverdece

desayunar con fruta: abril

Esta primavera de amor se parece
a la gloria incierta de un día de Abril…

William Shakespeare, Los gentilhombres de Verona.

 

Abril.

Besos de un sol atrevido, viento y aguaceros.

Sol esplendoroso que baña el mundo de ternura, y sólo unos minutos después, oscuridad repentina que avanza sobre el cielo y lo ensombrece todo sumergiéndonos de nuevo en el invierno.

Carazas. Mi abuela llamaba a ese clima alocado, imprevisible y caprichoso de abril ‘sol que hace carazas’.

Es una buena manera de expresar esa inconsistencia del clima dentro del sentimiento popular: el sol nos sonríe y nos promete el verano y sus placeres, y un momento después el sol hace una mueca, desaparece y nos arroja sobre la cabeza un chubasco violeta.

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Porque el sol calienta y nos tienta a destaparnos, pero el viento de abril aún es fresco, y algunas noches, frío y cargado de una humedad esponjosa casi marina.

Para mí, abril es el primer mes femenino del año natural.

Trae la ebriedad de las flores y la evocación del verano: el calor, la fruta dulce, la blandura del descanso y el enlentecimiento de la vida bajo su luz revitalizante.

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Llegan las golondrinas y sus primos los vencejos y los aviones.

Las tardes se llenan de sus chillidos agudos y de los trinos de seducción de muchos otros pajaritos que andan buscando pareja: mirlos, ruiseñores, jilgueros, verdecillos. Los pájaros preparan sus nidos y las charcas se llenan de renacuajos.

Los prados se iluminan con los brillos de gema de violetas, prímulas y nomeolvides.

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Hierba centella, aleluyas, estellarias, anémonas y pulsatillas, lechetreznas, geranios de valle, verónicas, ranúnculos: en los campos se mece todo un abecedario de criaturas fantásticas.

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Abril y mayo son el reinado de las flores, mis meses preferidos.

Las miríadas de pequeñas flores silvestres te recuerdan la fiera prodigalidad de la vida: la naturaleza que se prolonga sin cesar, una estación detrás de otra, un estribillo misterioso que regresa y regresa.

.Andar olvidada por los prados llenos de flores en abril, buscarlas, llamarlas por su nombre. Absorber su energía radiante con arrobo.

 

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Que fácil y delicioso sentirse entonces una Ana de Tejas Verdes recorriendo el Camino Blanco Encantado… Sentirse como en medio del país secreto de las hadas, sentir que has traspasado quién sabe cómo el umbral de un mundo virgen y salvaje, puro aún, oculto para quien ha perdido la mirada del asombro.

En los árboles sigue el revuelo: tribus de amentos se columpian en cada rama como colas diminutas.

Los racimos de polen se abren, y si andas por prados altos con techo de pinada, de eucalipto, de ciprés, saldrás con las piernas embadurnadas de un amarillo indestructible.

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Después, los nuevos mechones de acículas del año brotarán de los conos de polen como surtidores festivos de un verde lima encendido.

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Es la fiesta del polen y aparecen, como de la nada, las mariposas, con su caleidoscopio de gotas de color, bromeando con la gravedad en cada aleteo.

Las jaras están a punto de florecer, mostrando sus preciosos semilleros abiertos como cajitas estrelladas.

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Las varitas de San José oscilan en los ribazos, arquitectura grácil, filigranas blancas.

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Los endrinos, los perales y los manzanos están en flor: los austeros arbolitos desnudos se han trasformado en pompones níveos que flotan sobre el prado.

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Abril es el mes para imaginar el paraíso.

Pronto vendrá el calor para quedarse y desaparecerán las naranjas, así que este mes, naranjas con otras tres generosas frutas de todo tiempo: kiwis, plátanos y aguacates.

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  • 1 plátano
  • 1 aguacate
  • 1 naranja
  • 1 kiwi
  • una cucharadita de polen
  • una cucharada de pistachos pelados
  • una cucharada de bayas de goji
  • una cucharada de miel de azahar

 

Pelar las frutas y cortarlas en rebanadas.

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Colocar el plátano en el centro, y alrededor de él colocar las rebanadas de las demás frutas formando una corona.

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Espolvorear con los pistachos, las bayas, el polen, y regar con la miel.

Sentarse al solecito de abril, y disfrutar.

 

 

 

Las flores de este mes son ranúnculos –también llamadas francesillas.
El juego de desayuno de loza con esmalte rojo y topos blancos es de Waechtersbach Germany, casa fundada en Alemania en 1832, y pertenece a la serie Red Polka Dots, fabricada en los años 60 y 70.

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